martes, 14 de marzo de 2017

De Toledo a Tijuana: una fábrica española se ofrece para construir el muro de Trump

Una empresa de vallados de Yuncler (Toledo) entra en el concurso del Departamento de Seguridad Nacional de Washington para elegir a la firma que construirá la verja con México

Quickfence SA aparece en la lista de compañías inscritas en el concurso del Departamento de Seguridad Nacional.

Donald Trump sigue adelante con su plan para levantar un muro en los 3.185 kilómetros de frontera con México y ha encontrado una empresa española que está dispuesta a construirlo. Quickfence SA, una fábrica de la localidad toledana de Yuncler especializada en la instalación de vallados de alta seguridad, figura en la larga lista de compañías de todo el mundo que se han inscrito en el concurso del Departamento de Seguridad Nacionalestadounidense para seleccionar a las compañías que ejecutarán la polémica infraestructura. El proceso aún se encuentra en una fase inicial, pero la empresa española es una de las mejor situadas para llevarse al menos una porción de un contrato que podría superar los 20.000 millones de euros, cinco veces más que lo anunciado en un principio por el nuevo presidente de Estados Unidos.



Un portavoz de Quickfence SA ha reconocido a El Confidencial su interés por optar a este encargo aunque ha declinado realizar más comentarios. La empresa tendrá que competir con gigantes internacionales de la tecnología y la construcción, como Raytheon, Caddell y Leo A Daly. Pero Quickfence ya acumula experiencia en obras similares. Nació hace medio siglo como una humilde fábrica de cerramientos pero en las últimas dos décadas se ha convertido en un referente del diseño e instalación de mallas y perímetros anti-intrusión. Tanto que ya participó, junto a una empresa de Reino Unido, en elPlan de Frontera Segura (Secure Border Initiative) que impulsó el expresidente estadounidense George W. Bush en 2005. Bajo ese programa se construyeron gran parte de los 900 kilómetros de muro que existen en la actualidad.


Instalaciones de Quickfence SA en Toledo. (Google Maps)

Los trabajos de Quickfence se centraron en la frontera de Texas, una de las cuatro regiones de Estados Unidos que lindan con México. También ha montado parte de la valla que Emiratos Árabes Unidos empezó a construir en 2005 para impedir la entrada en su territorio de personas y vehículos de la vecina Arabia Saudí. Y ha comercializado sus materiales en otros ámbitos, como centros penitenciarios, recintos olímpicos y hasta grandes premios de Fórmula 1. Pero los 2.100 kilómetros de muro que faltan para completar el cierre de la frontera sur de Estados Unidos, la promesa más controvertida de todas las que lanzó Trump en su carrera hacia la Casa Blanca, son el mayor reto al que se ha enfrentado nunca esta empresa de Toledo.

Por lo pronto, Quickfence ya se ha colado en el proceso, como ha podido comprobar El Confidencial en la plataforma de contratación de la Administración estadounidense. Ninguna otra empresa española se atreve a construir esta infraestructura, que ni siquiera tiene el apoyo mayoritario de los estadounidenses. Una encuesta de la cadena de televisión CBS arrojó que el 55% de los estadounidenses estaba en contra de la obra, frente a un 37% que la apoyaba. Y en Europa, Trump solo ha encontrado el apoyo de los partidos de ultraderecha.


Modelo de valla de Quickfence SA.

Quizá por ello, el grupo ACS solo estuvo interesado en el proyecto durante unas horas. Marcelino Fernández Verdes, consejero delegado de la constructora alemana Hochtief, filial de la constructora española, mostró su intención de optar al contrato del muro. Sin embargo, tras divulgarse sus palabras, el presidente de ACS, Florentino Pérez, salió rápidamente a corregir a su subordinado y frenar los posibles daños reputacionales. “Ni es nuestra especialidad, ni nos lo hemos planteado”, declaró para cerrar cuanto antes esa puerta.

Un concurso dividido en dos partes
Modelo de valla de Quickfence SA.

En esta primera fase, las compañías interesadas tienen que presentar una propuesta de diseño y construcción. El plazo para el envío de las ofertas concluye este miércoles. Después, los técnicos del Departamento de Seguridad Nacional, Aduanas y Protección Fronteriza tendrán una semana para seleccionar los prototipos más interesantes. Lo previsible es que adjudiquen pequeños contratos a las firmas elegidas para que muestren a escala real sus modelos y su capacidad para ejecutarlos.

En una segunda fase, que implicará un nuevo concurso, se efectuará la adjudicación definitiva a los diseños que ofrezcan la mejor relación calidad/precio. El proceso avanza a toda velocidad, aunque está condicionado por la búsqueda de fondos para la infraestructura. Trump ha ordenadorecortar el presupuesto del Servicio de Guardacostas, la Agencia de Seguridad en el Transporte y la Agencia de Emergencia Nacional para sacar los 20.000 millones de euros que necesita para su proyecto.

Según se especifica en la información preliminar del concurso, lo que el Ejecutivo de Trump quiere ver en la frontera sur del país son “muros de hormigón, de unos 9,1 metros [30 pies] de alto, que cumplan con requisitos estéticos, sean antiescalada y ofrezcan resistencia a la manipulación y daños”. Pero esa exigencia puede sufrir variaciones a lo largo de los 3.185 kilómetros de frontera. De hecho, en la actualidad hay diferentes tipos de muro a lo largo de su recorrido. Y un tratado bilateral de 1944 impide bloquear el curso del Río Grande, una de las vías más utilizadas por la inmigración irregular.

La empresa de Yuncler, situada en el kilómetro 47 de la A-42, ofrece un vallado especialmente pensado para las zonas desérticas. Su prototipo es incluso más alto que el que busca Washington. Alcanza los 10 metros (33 pies), cuatro metros más de lo que miden las verjas de Ceuta y Melilla. La propuesta de Quickfence tampoco utiliza hormigón, como piden las bases del concurso, sino que se trata de una valla autoportante que apenas requiere obra, aunque está preparada para soportar grandes impactos. Su densa malla de acero también impide que pueda ser escalada.


Agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense a caballo en la frontera entre Estados Unidos y México cerca de Jacumba, California. (Reuters)


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